Trump ordena desclasificar los documentos del “Russiagate”

¿Un efecto del coronavirus tal vez? En una serie de tuits incendiarios, el presidente Donald Trump ordenó a la CIA y al FBI desclasificar los documentos relacionados con el caso “Russiagate”. La historia que vincula a Trump, el Kremlin y el hackeo de correos electrónicos del Partido Demócrata se ha derrumbado como un castillo de naipes, revelando una posible trampa de Hillary Clinton que los republicanos ahora quieren exponer. La CIA y el FBI aún no han entregado los documentos solicitados. Las dos agencias de inteligencia tienen el don de remolonear ante este tipo de peticiones. De hecho, todavía estamos esperando por el caso de JFK… (IGA)


 

Anoche [8 de octubre], solo en su casa y aparentemente envalentonado por los esteroides que está tomando, el presidente Donald Trump envió una tormenta de tuits, incluyendo un audaz desafío sin precedentes al FBI y a la CIA, para que dejaran de holgazanear y procedieran a desclasificar los documentos relacionados con el “Russiagate” y Hillary Clinton.

La caída drástica de sus números en las encuestas de opinión, tanto como los esteroides, podría explicar la fuerza de su retórica, pero Trump ha lanzado ahora abiertamente el guante al Estado de Seguridad Nacional. 

Sí, es el presidente, pero es poco probable que siga siéndolo.

Lo que el presidente electo no sabía el 3 de enero de 2017, cuando el líder de la oposición en el Senado, Chuck Schumer, advirtió públicamente que la comunidad de inteligencia “tiene lo necesario” para frustrar a un presidente, ahora lo sabe.

Trump entiende que enfrentarse al FBI y a la CIA es arriesgado. Sus reprimendas públicas e instrucciones en Twitter deben ser vistas como una señal de desesperación.

Es probable que Trump se muestre impulsivo e impotente en las semanas que quedan antes de las elecciones porque ‒si el pasado sirve como precedente‒ las agencias de seguridad probablemente redoblarán sus esfuerzos por retrasar sus demandas de desclasificación.

Hay mucho en juego para los altos funcionarios del FBI, la CIA y el Departamento de Justicia.  Recuerden: esperaban que Hillary Clinton ganara en 2016; se tomaron libertades con la ley para asegurarse de que lo hiciera; y cuando perdió, tuvieron que apresurarse para cubrir sus huellas.

 

Órdenes vía Twitter

 

El martes por la noche Trump tuiteó:

 

 

“He autorizado la desclasificación total de todos y cada uno de los documentos relativos al mayor CRIMEN político de la historia americana, el fraude de Rusia. Igualmente, el escándalo del correo electrónico de Hillary Clinton. ¡Sin ediciones!”

[El presidente respondía al siguiente tweet del analista Paul Sperry:]

“Cuando todos los documentos sean finalmente desclasificados, y todas las ediciones eliminadas de los informes, la nación verá que el FBI y la CIA no sólo sabían que las acusaciones de ‘colusión’ de Rusia contra Trump eran un sucio truco político, sino que además estaban involucrados en el fraude.”

En un tuit posterior (ahora aparentemente eliminado) el presidente añadió:

“Toda la información del escándalo del fraude ruso fue desclasificada por mí hace mucho tiempo. Desafortunadamente para nuestro país, la gente ha actuado muy lentamente, especialmente porque es quizás el mayor crimen político en la historia de nuestro país. ¡¡Actúen!!”

“¿Hace mucho tiempo?” Un presidente, por supuesto, tiene la autoridad de desclasificar virtualmente toda la información clasificada relacionada con la inteligencia. Algunos influyentes congresistas republicanos le han rogado una y otra vez que use esa autoridad.

Durante una entrevista televisiva el domingo, por ejemplo, el republicano Devin Nunes, miembro de alto rango del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, visiblemente agitado y enojado, dijo:

“Cada senador republicano y miembro del Congreso debería decir… que queremos toda la maldita evidencia que cada agencia de inteligencia posee, o tal vez ya sea hora de cerrar esas agencias”.

 

Contrarrestando los tuits de Trump

 

En los últimos años, los directores del FBI y de la CIA han tenido como práctica habitual tomarse su tiempo a la hora de desclasificar documentos, especialmente cuando la información en cuestión los compromete de forma negativa o incluso criminal.

Los responsables de la burocracia del Estado de Seguridad Nacional han demostrado una gran habilidad para encontrar formas de retrasar o simplemente no cumplir con la desclasificación (como si invocaran sus derechos de la Quinta Enmienda sobre la autoincriminación).

Si realmente cumplieran con la ley “al pie de la letra”, la Orden Ejecutiva 13526, sección 1.7 establece que la información que constituye evidencia de un crimen, no debe permanecer clasificada.

El 21 de octubre de 2017, Trump tuiteó que, de acuerdo con una ley aprobada por el Congreso:

“Como presidente, permitiré la apertura de los Archivos JFK, bloqueados y clasificados durante tanto tiempo.”

Seis días después, apareció un titular en el Washington Post: “Archivos JFK: Promesa de revelaciones frustrada por la CIA y el FBI.”  

La decisión de Trump de retrasar la publicación de los 30.000 archivos potencialmente más sensibles por otros seis meses, frustró a los historiadores. Se suponía que el asunto sería revisado en 180 días, pero no se supo nada más al respecto.

Así, 54 años después del asesinato del Presidente John F. Kennedy, la CIA y el FBI exigieron más tiempo para decidir qué secretos debían permanecer ocultos; entonces el presidente Trump, reprendido, tuvo que inclinarse ante su poder.

 

Arrastrando los pies

 

Se necesitará más que un tuit presidencial para que estos jugadores recalcitrantes como el director del FBI, Christopher Wray, y la directora de la CIA, Gina Haspel, y las poderosas instituciones que dirigen, cumplan con las órdenes judiciales.

Wray ha sido un gran obstáculo y seguirá inclinado a priorizar la protección de sus antiguos colegas. Haspel, que al parecer estuvo directamente involucrada en las operaciones del “Russiagate” desde su posición como jefa de estación de la CIA en Londres, tiene que cuidar su propio trasero, así como el de sus compañeros de trabajo.

Trump podría haberlos despedido a ambos por retrasar la entrega de pruebas. También podría despedirlos ahora, por supuesto, pero es poco probable que, incluso bajo los efectos de los esteroides, tenga la temeridad de hacerlo.

 

Palabras, pero no hechos

 

La actual confusión comenzó hace una semana cuando el Director de Inteligencia Nacional, John Ratcliffe, lanzó una bomba en respuesta a la solicitud insistente del presidente del Comité Judicial del Senado, Lindsey Graham, de entregar información sobre el manejo del FBI en su investigación sobre el “Russiagate”.

Ratcliffe proporcionó la siguiente información desclasificada al comité:

“A finales de julio de 2016, las agencias de inteligencia de EE.UU. obtuvieron información sobre el análisis de la inteligencia rusa que afirmaba que la candidata presidencial de EE.UU. Hillary Clinton había aprobado un plan de campaña para provocar un escándalo contra el candidato presidencial de EE.UU. Donald Trump al vincularlo con Putin y el hackeo del Comité Nacional Demócrata por parte de los rusos. El Comité de Inteligencia no conoce la exactitud de esta acusación ni la medida en que el análisis de la inteligencia rusa puede reflejar exageración o manipulación.

Según sus notas manuscritas, el ex director de la Agencia Central de Inteligencia, John Brennan, informó posteriormente al Presidente Obama y a otros altos funcionarios de seguridad nacional sobre el asunto, incluida la ‘supuesta aprobación por parte de Hillary Clinton, el 26 de julio de 2016, de una propuesta de uno de sus asesores de política exterior para difamar a Donald Trump, provocando un escándalo por la interferencia de los servicios de seguridad rusos.’

El 7 de septiembre de 2016, los servicios de inteligencia de EE.UU. remitieron una solicitud de investigación al director del FBI, James Comey, y al subdirector de contrainteligencia, Peter Strzok, en relación con ‘la aprobación por parte de la candidata presidencial de EE.UU. Hillary Clinton de un plan que vinculaba al candidato presidencial de EE.UU. Donald Trump y a hackers rusos en la obstaculización de las elecciones de EE.UU. como medio para desviar la atención pública de su uso de un servidor de correo privado.’”

Ratcliffe señaló que “se sigue evaluando la desclasificación y divulgación de información adicional conexa”.

Quienes albergaban esperanzas de una divulgación completa, se vieron decepcionados el martes cuando Ratcliffe publicó las notas tomadas por el Director de la CIA, John Brennan, en una reunión informativa con el Presidente Barack Obama sobre el supuesto complot de Hillary Clinton para desprestigiar la campaña de Trump, al vincularlo con el escándalo del DNC y el “Russiagate”.

Los documentos fueron altamente censurados y no arrojaron nueva luz sobre lo que Ratcliffe había publicado una semana antes.

Si bien esta peculiar “desclasificación” tuvo lugar antes de que Trump comenzara su lluvia de tuits el martes por la noche, la experiencia pasada sugiere que podría ser un presagio de las cosas por venir, aún cuando Trump exclama ahora: “¡Sin ediciones!”

Hay que ver para creer. Los desclasificadores tendrán que hacer un mejor trabajo para satisfacer las peticiones de Nunes y otros sobre la liberación de documentos adicionales con “pruebas irrefutables” que se supone contienen detalles de la inteligencia rusa sobre la presunta autorización dada por Hillary Clinton para vincular al Presidente Trump con la “interferencia” del Kremlin en las elecciones de 2016.

 

¿Hillary Clinton lo inventó todo?

 

Si los estadounidenses hubiesen leído algo más, aparte de lo que aparece en The New York Times, no estarían sorprendidos ante esta posibilidad. ¿No saben acaso que el NYT no publica todas las noticias que se pueden imprimir?

Si hubiesen visto más allá del Times, podrían haberse enterado de que hace exactamente cinco meses, el 7 de mayo de 2020, el presidente de Inteligencia de la Cámara de Representantes, Adam Schiff, fue obligado a publicar el testimonio jurado del ex funcionario del FBI, Shawn Henry, jefe de la firma de seguridad cibernética CrowdStrike, en el que afirma que no hay evidencia técnica de que los correos electrónicos del Comité Nacional Demócrata, publicados por WikiLeaks, hayan sido hackeados por Rusia, o por cualquier otro agente.

Añadiendo leña a la hoguera, Schiff se las arregló para ocultar el testimonio de Henry desde el 5 de diciembre de 2017 hasta el 7 de mayo de 2020. ¡Rápido! Que alguien le diga al Times que otro retraso de cinco meses no está previsto.

Por si no lo sabían, la acusación de que los rusos hackearon los correos electrónicos del Comité Nacional Demócrata, pobre en evidencias desde un principio, ahora se ha desmoronado. Recuerden que el entonces director del FBI, James Comey, encargó a CrowdStrike un análisis forense del llamado “hacking ruso” del DNC. 

No hay ninguna prueba válida. CrowdStrike ni siquiera proporcionó al FBI un informe completo.

Además, si se reconstruyen los eventos a finales de julio de 2016 y se advierte cómo Clinton y los demócratas culparon a Trump y a los rusos con el apoyo de la comunidad de inteligencia, especialmente el FBI y la CIA, sin mencionar el apoyo total de los medios del establishment, no se necesita un informe de la inteligencia rusa para saber quién podría estar detrás del “Russiagate” y por qué.

Así que adelante, Sr. Presidente, desclasifique y exponga los pasajes censurados. Pero mucha de la información ya está disponible, aunque no la encontrará en los “grandes medios de comunicación”. Puede empezar buscando en Consortiumnews.com.

 

Ray McGovern trabaja con “Tell the Word”, un brazo editorial de la Iglesia Ecuménica del Salvador, en el centro de la ciudad de Washington. Analista de la CIA durante 27 años, se desempeñó como Jefe de la Sección de Política Exterior Soviética y dirigió las sesiones informativas matutinas de los más altos funcionarios de seguridad nacional, a los que se les permitía tener acceso al Informe Diario del Presidente.

 

Traducido del inglés por América Rodríguez para Investig’Action

Fuente: Consortiumnews