El decreto de Obama y “la amenaza inusual para Estados Unidos”
- 22 May 2015
Después que terminó la segunda guerra mundial surgió una superpotencia en el planeta, como nunca antes había visto la humanidad: “Contamos con aproximadamente el 50 % de la riqueza mundial, pero solamente con el 6,3 % de su población. Nuestra tarea real en la época venidera es la de crear un plan de relaciones que nos permita mantener esa posición de disparidad sin detrimento verdadero para nuestra seguridad nacional”, George Kennan, jefe de estado mayor de planificación del Departamento de Estado de los Estados Unidos, 23 de febrero de 1948 (1)
El 9 de marzo pasado el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, decretó a Venezuela como una “amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional” de su país. Este decreto vino precedido por 148 declaraciones o comunicados del gobierno de Estados Unidos contra el gobierno de Venezuela, desde comienzos de febrero (2), superando así en menos de 40 días a toda la injerencia estadounidense, de este tipo, contra Venezuela en el año 2014.
Noam Chomsky dice (3) que la política exterior de Estados Unidos se maneja con dos principios:
1- Asegurar la libertad para “robar y explotar” los recursos de los países del tercer mundo en beneficio de las empresas estadounidenses.
2-Construir un sistema ideológico para asegurar que la población se mantenga pasiva, ignorante , apática, y que ninguno de estos asuntos sea entendido por las clases educadas.
Atendiendo a estos principios se explica el disgusto de la élite que gobierna Estados Unidos con los gobiernos chavistas de Venezuela.
Pero pongamos en contexto de la historia contemporánea el foco que Estados Unidos hace sobre Venezuela. Al finalizar la segunda guerra mundial Estados Unidos asumió el rol de imperio a escala global y Grecia fue su cobayo, su primera víctima de una lista que se extiende hasta nuestros días.
El país heleno había tenido una importante resistencia armada contra la invasión nazi alemana; después de la derrota de los germanos en la segunda guerra mundial, las fuerzas guerrilleras que contaban con influencia socialista y comunista, se negaron a aceptar la tutela angloamericana sobre el país.
Se desató una guerra civil en 1947 en la cual Estados Unidos intervino aplicando políticas de contrainsurgencia, bajo el nombre de la Doctrina Truman. El secretario de Estado norteamericano, Dean Acheson, fue el encargado de convencer al congreso para apoyar una intervención en Grecia, con los argumentos de que “como manzanas en un barril infectado por una podrida, la corrupción de Grecia infectaría a Irán y a todo el territorio oriental” (4), e incluso se esparciría por Italia y Francia que contaban con grandes partidos comunistas. La rebelión griega fue aplastada decididamente por medio de torturas, exilio político y la destrucción de los sindicatos.
Desde entonces en adelante Estados Unidos con intervenciones directas o indirectas, aplicaría la política de contrainsurgencia en el mundo entero, con el argumento de defender las libertades y los derechos humanos. Así intervino en Corea, Filipinas, Tailandia, Indochina, Colombia, Venezuela, Panamá, Guatemala, Brasil, Chile, Argentina y un largo etcétera que inundó estos pueblos con ríos de sangre para mantener la disparidad en el poder mundial que tanto preocupaba a George Kennan.
La amenaza que representa Venezuela para Estados Unidos es de este tipo, la de “la manzana podrida” que puede “infectar” a las otras de la región. De hecho son varias manzanas del barril latinoamericano las que ya han sido “infectadas”, con sus diferentes matices: Brasil, Argentina, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Uruguay o El Salvador viven experiencias de mayor independencia política y económica de Estados Unidos.
La amenaza venezolana está representada mayormente por el “peligroso” ejemplo que representan las políticas de utilizar los propios recursos para elevar la calidad de vida de los ciudadanos; recientemente la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Alicia Bárcena, señaló que Venezuela es uno de los países donde más se ha reducido la pobreza, la pobreza extrema y la desigualdad (5).
Sin duda este es el ejemplo que Estados Unidos combate en la región y el mundo, porque esos recursos destinados a la población nativa de Venezuela son los que dejan de percibir las multinacionales norteamericanas.
Ahora existe el agravante de que otra vez Grecia está “infectada”, como lo atestigua el triunfo electoral de Syriza. España puede ser la próxima que entre en cuarentena, si triunfa Podemos en las venideras elecciones generales. El panorama político europeo ha incrementado la histeria de la élite norteamericana y de sus socios europeos que combaten con todos los medios a su alcance, para impedir que la amenaza del ejemplo chavista afecte también el sur de Europa, convirtiendo en realidad la pesadilla del antiguo secretario de Estado Dean Acheson.
El imperio viene aplicando una política sanitaria en América Latina, donde la manu militari y los golpes de Estado buscan contener y eliminar el “virus” chavista y disciplinar a la región. Así tenemos la reactivación en 2008, después de 68 años de inactividad, de la IV flota, que reorienta recursos militares estadounidenses hacia el Caribe y América del Sur, el golpe de Estado contra el presidente Manuel Zelaya de Honduras en 2009, las nuevas bases militares en Colombia en el mismo año y el golpe de Estado contra Fernando Lugo de Paraguay en 2012.
A ellos podemos sumar los intentos frustrados de derrocar los gobiernos del presidente venezolano Hugo Chávez en 2002, Evo Morales de Bolivia en 2008, Rafael Correa de Ecuador en 2010 y Nicolás Maduro de Venezuela en 2014.
En este mismo sentido apreciamos los actuales intentos dirigidos a socavar o derrocar el gobierno de Cristina Ferna?dez de Kirchner en Argentina, primero con el ataque de los fondos buitres en el año pasado y más tarde con la denuncia infundada del fiscal Alberto Nisman en enero de 2015, fiscal que recibía instrucciones de la embajada de Estados Unidos en Buenos Aires, según revelaron los cables filtrados por Wikileaks (6).
Tampoco está exenta la presidenta de Brasil Dilma Roussef, quien padece una arremetida a través del mediatizado caso de Petrobras o el intento de juicio político en el parlamento.
Un dato no menor, es que los gobiernos más asediados hoy por la política exterior estadounidense, sus organizaciones no gubernamentales y medios de comunicación que le responden, son los que registran mayores inversiones de China en América Latina: Argentina, Brasil y Venezuela (7).
Estados Unidos desde 1823 en adelante, cuando formalizó la doctrina Monroe de “América para los americanos”, concentró esfuerzos en eliminar a sus competidores europeos del continente (en ese entonces China no era competencia) y apropiarse de las riquezas de sus vecinos al sur del río Bravo.
La ofensiva imperial contra la región, y contra Venezuela en particular, es porque el chavismo ha sido vanguardia de la rebelión en América Latina contra la doctrina Monroe (sin olvidar a la revolución cubana). Precisamente por ello es poco probable lograr una solución dialogada a las diferencias entre los gobiernos de Barack Obama y Nicolás Maduro. Estados Unidos no aceptará una Venezuela independiente, porque eso implicaría renunciar a su proyecto hegemónico, hemisférico y mundial.
Por Juan Luis Francia, Profesor de Estudios Políticos de la Universidad Bolivariana de Venezuela
Notas:
1 Chomsky, Noam. (2000). Sobre el poder y la ideología. Visor Dis. Madrid. España.
2 Diario Vea. Jueves 12 de marzo de 2015. Caracas. Venezuela.
3 Chomsky, Noam. Obra citada.
4 Chomsky, Noam. Obra citad
5 http://www.me.gob.ve/noticia.php?id_contenido=29745
6 http://www.telam.com.ar/notas/201501/92002-santiago-odonnell-nisman-embajada-de-estados-unidos-argenleaks.html
7 http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2014/05/140428_china_america_latina_inversiones_lp
Fuente: [Diario de Nuestra América n° 4->http://investigaction.net/El-Diario-de-Nuestra-America-no4.html?lang=es], Investig’Action