El balance del OSDH es concluyente: Bachar no masacra a su pueblo

El Observatorio sirio de los derechos humanos (OSDH), un organismo cercano a la rebelión y financiado por las monarquías árabes y los estados occidentales, y cuya sede se encuentra en Londres, acaba de hacer público su balance de las víctimas de treinta meses de guerra en Siria. Esas cifras, tan macabras como sorprendentes, revelan la deshonestidad de los medios de comunicación tradicionales y contradicen la propaganda pro-intervencionista.

El 1 de septiembre de 2013, el OSDH anunció que, en 30 meses de conflicto, se habrían producido 110.371 muertes. 

 

Dos líneas después, la organización de los derechos humanos anti-Assad aporta algunas precisiones asombrosas: en total, 45.478 combatientes lealistas habrían sido asesinados desde el comienzo del conflicto. 

 

Lo habéis leído bien: ¡45.478 combatientes lealistas asesinados en Siria! 

 

Eso quiere decir que desde el 15 de marzo del 2011, fecha que marca el comienzo de la revuelta, habría una media de más de 15 soldados y milicianos gubernamentales asesinados a diario.

 

Eso significaría también que cerca de la mitad de las víctimas de esa guerra son soldados y milicianos lealistas.

 

El número de « soldados de Bachar » asesinados es por lo tanto claramente superior al número de civiles asesinados. 

 

Por otro lado, al estar compuesto esencialmente de reclutas, es decir de ciudadanos que defienden a su país, sus instituciones y su gobierno, podríamos decir que el ejército árabe sirio es indisociable del pueblo sirio. 

 

Por consiguiente, es tan deshonesto el hacer responsable a Assad de la muerte de más de 110.000 sirios, como lo hacen los medios y los militantes provocadores, como el separar al pueblo y al gobierno sirios, ya que la primera víctima de la guerra de Siria no es otra que el ejército, o el pueblo uniformado, o el “pueblo pro-Assad”. 

 

Ahora volvamos al número de las victimas civiles. El OSDH calcula 40.146 asesinados.  

 

Esa cifra no distingue entre los sirios que podríamos llamar de manera general “pro-gubernamentales” o los “pro-rebelión”. 

 

El número de civiles, mujeres e hijos incluidos, que se podrían situar en el bando de los pro-Assad, anti-rebeldes o neutros, es sin duda alguna extremadamente alto, sobre todo si se tienen en cuenta los asesinatos en masa cometidos estas últimas semanas por los grupos terroristas en las zonas kurdas del Norte del país (Tell Aran, Tell Hassel, Tel Abyad, Sereqaniye), en los barrios y los pueblos chiíes (Nubbol-Zahra, Hatlah), alauíes (Lattaquieh) y cristianos (Marmarita, al Duvair, Jaramana) y entre los suníes patriotas, practicamente por todo el país. 

 

Los grupos armados anti-régimen, por cierto, han reivindicado centenares de ejecuciones de civiles, incluyendo las de niños sospechados de simpatía hacia el régimen sirio. 

 

Entre las víctimas civiles del conflicto, tendremos que contar igualmente a los sirios masacrados por grupos no identificados (en Houla en 2012, en Banias y en Ghouta en 2013).

 

Del lado de las victimas de la oposición armada, el OSDH ha contabilizado 21.850 asesinados, o sea dos veces menos que los militares sirios asesinados, y una quinta parte del número total de las víctimas de la guerra. 

 

Esos grupos armados se dedican a guerras intestinas entre ellos mismos, que conllevan la muerte de numerosos combatientes pro-rebelión, así como la de sus familias. 

 

Por lo tanto, entre las 40.146 víctimas civiles del conflicto sirio, habría que tener en cuenta a los centenares de civiles pro-rebeldes asesinados por los rebeldes.  

 

El pasado 26 de agosto, por ejemplo, una veintena de habitantes del pueblo Madmouma, en Idlib, fueron ejecutados por un grupo radical anti-régimen. Ningún lealista se encontraba en la zona. 

 

Entre las víctimas de Madmouma, se cuentan varias mujeres y niños ejecutados de una bala en la cabeza. El grupo rebelde Ahrar Al Cham y el Estado Islámico de Irak y del Levante (EIIL) se acusan mutuamente. 

 

Tras la lectura del trágico balance del OSDH, se imponen dos conclusiones: 

 

O se analiza la situación siria desde un punto de vista legalista y se dice: “no es Bachar, sino la rebelión quien masacra al pueblo sirio. Por consiguiente, el Estado sirio lleva la razón al luchar contra el terrorismo para restaurar la paz en el país, como lo hace cualquier otro estado en el mundo”. 

 

O se analiza la crisis siria bajo un aspecto humanitario, en funcion de los intereses del pueblo sirio, y se dice: “Bachar y la rebelión son igualmente responsables de la violencia en Siria. Por lo tanto, habría que empujar a los dos bandos al diálogo para salvar la vida de los sirios.”


En cualquier caso, ambas conclusiones nos llevan a defender la no-injerencia y la paz en Siria. 

 

Traducción: Collectif Investig'Action

 

Fuente: http://www.investigaction.net/Le-bilan-de-l-OSDH-est-concluant.html